JOSÉ
SARAMAGO Y LA CRÓNICA
Edgardo
Rafael Malaspina Guerra
1
Las
pequeñas memorias (2006) las escribió
Saramago como una autobiografía de su infancia, y en ese sentido afirma para
recordar a su pueblo y su gente. Él escribió: “Me interesa conocer mi relación
con ese niño que fui. Ese niño está en mí, siempre ha estado y siempre lo
estará. En muchas ocasiones, es muy bueno dejarse llevar por el niño que hemos
sido y nunca olvidarnos de su existencia”.
2
En
este libro de crónicas pueblerinas, Saramago rinde homenaje a sus padres, a sus
abuelos, a sus amigos y a su pueblo natal. Tal vez todo fue difícil en medio de
la pobreza; sin embargo, en el recuerdo aquellos momentos emergen paradisíacos.
Nuestro
cerebro tiene un gran poder reconstructor, y a través de la escritura se pueden
levantar paredes blancas y ver los
huertos de los paseos de la infancia, dice Saramago. Y agrega: “… El paisaje es
un estado del alma”.
3
A
su memoria llegan “las circunstancias, los olores y los sabores”. Allí están
nuevamente los ríos de su aldea sobre los cuales poetiza: “No creo que exista en el mundo un
silencio más profundo que el silencio del agua”; olivares , devorados por un
supuesto nuevo programa agrícola de la Comunidad Europea, los atardeceres , la
venta de cerdos en la feria con uno de sus tíos, los viajes a pie bajo una gran
luna , el trabajo bajo la lluvia, la contemplación del cielo estrellado,
inspirado tal vez en Tales de Mileto, quien solía decir que vivimos para
admirar las noches brillantes de luceros.
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