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LA GRAN ESFINGE
La Gran Esfinge solamente la
veremos desde cierta distancia; sin embargo, la podremos apreciar en su
totalidad, eso nos dice el guía.
El gigantesco monumento
fue construido en el siglo XXVI antes de Cristo, durante la dinastía IV de
Egipto.
Los habitantes del lugar
la consideraban un dios que les protegía como un guardián; pero otros la veían
como un genio del mal que infundía miedo.
La
Esfinge es una roca a la que se le dio cuerpo de león y un rostro humano. Escultores
tallaron la piedra hasta darle la forma impresionante que tiene con sus veinte
metros de altura y sus más de setenta metros de largo, cuya proyección se
dirige hacia la pirámide de Kefrén, por lo que se supone que su cara es la de
este faraón.
La
Esfinge es un león con su cola tendida hacia la derecha y era de colores en sus
orígenes.
La Esfinge fue objeto de
veneración con su respectivo templo para las ofrendas y la oración.
Se le relaciona con el
dios Horus. Su poder se reflejaba en la agricultura: protegía las siembras y auguraba las cosechas
abundantes.
La
Esfinge fue desfigurada por un sultán (le arrancó la nariz de más de un metro
de ancho) porque el islamismo prohíbe la
iconodulía (veneración de imágenes). La Esfinge se protegió cubriéndose de
arena. Esa leyenda explicaría por qué se mantuvo por mucho tiempo bajo el manto
del desierto.
—No
fue Napoleón ni sus soldados los que desfiguraron La Gran Esfinge. Por mucho
tiempo circuló esa versión, nos explica el guía. Y es claro: Napoleón es el
fundador de la Egiptología—nos dice el guía. Y remata—: Tutmosis IV soñó con La
Esfinge. El monumento le vaticinó su reinado como faraón, aunque no le correspondía legalmente.
Tutmosis le quitó la arena que la cubría en señal de agradecimiento. Como
dice Zahi
Hawass: “La Esfinge no sólo pertenece a Egipto, sino a todo el mundo”,
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En
alguna parte se acercan los vendedores ambulantes para proponernos sus trabajos
artesanales.
Empiezan
pidiendo una suma de dinero cualquiera, y luego del regateo rebajan el precio
hasta niveles aceptables. María adquiere este botín de recuerdos egipcios.
Entre las piezas está una de La Esfinge, la cual ahora adorna mi gabinete.
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