MIS
LECTURAS SOBRE SIMÓN BOLÍVAR
Edgardo Malaspina
1
De los libros sobre El Libertador
sólo algunos me han impactado y se han quedado para siempre en mi memoria. Para
conocer la vida íntima de Bolívar lo mejor es el Diario de Bucaramanga de Luis
Perú de Lacroix, quien en 1828 se convirtió en la sombra del Libertador y les
seguía a todas partes, incluso hasta el dormitorio. Por este diario sabemos que
Bolívar le gustaba comer arepas, hacía el mismo sus ensaladas, rechazaba la
mantequeilla, de vez en cuando levantaba una
copa de vino, le encantaba jugar a las cartas; y cuando se enojaba su
palabra preferida era “coño” (¿y para quién no es la preferida cuando estamos
bravos?).
2
La
biografía del colombiano Indalecio Liévano Aguirre (“Bolívar”) es una de los más completas porque nos
retrata al héroe de carne y hueso a través de muchas anécdotas sin que el rigor
científico de la obra sea alterado: Bolívar le caía mal a Andrés Bello y a Humboldt
, por ejemplo. Por supuesto, ambos
personajes cambiaron de opinión con el tiempo.
3
“Mocedades
de Bolívar” de Rufino Blanco Fombona es un recorrido muy fresco de nuestro
personaje. La afición de Bolívar por montar a caballo era tanta desde su más
tierna juventud que le pusieron por sobrenombre “culoehierro”.
4
Hay dos novelas interesantes: la de Gabriel
García Márquez (“El general en su laberinto”), muy criticada por Cabrujas, pero
que nos muestra al Bolívar derrotado por la enfermedad, aprovechada por sus
enemigos lliputienses para llevarlo a la tumba. La otra es la del ruso Vladímir Gúsev ( “Simón Bolívar
, horizonte de Libertad”.), diseñada a través de las narraciones de algunos
personajes del entorno de Bolívar. En el espíritu literario de la anterior está
concebida la obra de teatro “La última audiencia”, de Adolfo Rodríguez, y que
nos muestra a Bolívar en su lecho de muerte hilvanando sus ideas en medio de la
confusión mental que le provoca la enfermedad.
5
El ruso José Lavretski, famoso espía soviético
(lo supimos después que la KGB desclasificó sus documentos) que tomó parte en
los preparativos para asesinar a Trotsky y luego se convirtió en escritor y académico (lo
conocí en Moscú en su profunda vejez y hasta me autografió algunos de sus
libros) publicó una biografía de Bolívar
en la que yo destaco un retrato del héroe realizado en Moscú en 1829,
con la peculiaridad de que no se parece ni al de José Gil de Castro (el más
exacto, según el propio Bolívar) ni al defenestrado por Ramos Allup en la
Asamblea, ni a ninguno de la colección Boulton. En realidad se parece a un
campesino ruso en traje militar.
6
En
“Acción y utopía del hombre de las dificultades” de Miguel Acosta Saignes, Bolívar es
analizado desde la perspectiva del marxismo (como en el libro del cubano
Francisco Pividal: “Bolívar, pensamiento precursor del antiimperialismo”) y yo
lo veo con una especie de Job, ese personaje bíblico que es sometido a todo
tipos de pruebas y obstáculos por Dios; pero, sin embargo, sigue adelante con
la fe y convicción de que saldrá
airoso.
7
Y
ya que hablamos de marxismo es bueno recordar la peor biografía que he leído
sobre nuestro máximo héroe: la de Carlos Marx y que se llama “Simón Bolívar y
Ponte”. Está escrita con mediocridad, ligereza y hasta con envidia. Bolívar es
un don nadie, según el alemán. El desaparecido
Instituto de marxismo.leninismo de la también desaparecida URSS hizo
algunas aclaratorias. Algo así como que Marx se estaba muriendo de hambre y
quiso matar un tigrito y los norteamericanos le entregaron con mala intención unos panfletos
antibolivarianos como bibliografía. Eso es increíble porque Marx (lo que digo
es una perogrullada) era muy estricto, riguroso y metódico a la hora de hacer
investigación histórica.