CRONISTA OFICIAL DE LAS MERCEDES DEL LLANO.

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LAS MERCEDES

domingo, 18 de diciembre de 2016

MIS LECTURAS SOBRE SIMÓN BOLÍVAR

EN EL 186 ANIVERSARIO DE LA MUERTE DEL PADRE DE LA PATRIA.
MIS LECTURAS SOBRE SIMÓN BOLÍVAR
Edgardo Malaspina
1
             De los libros sobre El Libertador sólo algunos me han impactado y se han quedado para siempre en mi memoria. Para conocer la vida íntima de Bolívar lo mejor es el Diario de Bucaramanga de Luis Perú de Lacroix, quien en 1828 se convirtió en la sombra del Libertador y les seguía a todas partes, incluso hasta el dormitorio. Por este diario sabemos que Bolívar le gustaba comer arepas, hacía el mismo sus ensaladas, rechazaba la mantequeilla, de vez en cuando levantaba una  copa de vino, le encantaba jugar a las cartas; y cuando se enojaba su palabra preferida era “coño” (¿y para quién no es la preferida cuando estamos bravos?).
2
La biografía del colombiano Indalecio Liévano Aguirre (“Bolívar”) es una de los más completas porque nos retrata al héroe de carne y hueso a través de muchas anécdotas sin que el rigor científico de la obra sea alterado: Bolívar le caía mal a Andrés Bello y a Humboldt , por ejemplo.  Por supuesto, ambos personajes cambiaron de opinión con el tiempo.  
3
“Mocedades de Bolívar” de Rufino Blanco Fombona es un recorrido muy fresco de nuestro personaje. La afición de Bolívar por montar a caballo era tanta desde su más tierna juventud que le pusieron por sobrenombre “culoehierro”.
4
 Hay dos novelas interesantes: la de Gabriel García Márquez (“El general en su laberinto”), muy criticada por Cabrujas, pero que nos muestra al Bolívar derrotado por la enfermedad, aprovechada por sus enemigos lliputienses para llevarlo a la tumba. La otra  es la del ruso Vladímir Gúsev ( “Simón Bolívar , horizonte de Libertad”.), diseñada a través de las narraciones de algunos personajes del entorno de Bolívar. En el espíritu literario de la anterior está concebida la obra de teatro “La última audiencia”, de Adolfo Rodríguez, y que nos muestra a Bolívar en su lecho de muerte hilvanando sus ideas en medio de la confusión mental que le provoca la enfermedad.
5
 El ruso José Lavretski, famoso espía soviético (lo supimos después que la KGB desclasificó sus documentos) que tomó parte en los preparativos para asesinar a Trotsky  y luego se convirtió en escritor y académico (lo conocí en Moscú en su profunda vejez y hasta me autografió algunos de sus libros) publicó una biografía de Bolívar  en la que yo destaco un retrato del héroe realizado en Moscú en 1829, con la peculiaridad de que no se parece ni al de José Gil de Castro (el más exacto, según el propio Bolívar) ni al defenestrado por Ramos Allup en la Asamblea, ni a ninguno de la colección Boulton. En realidad se parece a un campesino ruso en traje militar.
6
En “Acción y utopía del hombre de las dificultades”  de Miguel Acosta Saignes, Bolívar es analizado desde la perspectiva del marxismo (como en el libro del cubano Francisco Pividal: “Bolívar, pensamiento precursor del antiimperialismo”) y yo lo veo con una especie de Job, ese personaje bíblico que es sometido a todo tipos de pruebas y obstáculos por Dios; pero, sin embargo, sigue adelante con la fe y convicción   de que saldrá airoso.
7
Y ya que hablamos de marxismo es bueno recordar la peor biografía que he leído sobre nuestro máximo héroe: la de Carlos Marx y que se llama “Simón Bolívar y Ponte”. Está escrita con mediocridad, ligereza y hasta con envidia. Bolívar es un don nadie, según el alemán. El desaparecido  Instituto de marxismo.leninismo de la también desaparecida URSS hizo algunas aclaratorias. Algo así como que Marx se estaba muriendo de hambre y quiso matar un tigrito y los norteamericanos le entregaron con  mala intención unos panfletos antibolivarianos como bibliografía. Eso es increíble porque Marx (lo que digo es una perogrullada) era muy estricto, riguroso y metódico a la hora de hacer investigación histórica.



domingo, 3 de abril de 2016

MUESO DE HISTORIA DE LA MEDICINA. LA ANTENA. 31 DE MARZO DE 2016


EN EL CASTILLO SAN ANTONIO DE LA EMINENCIA (2008)

EN EL CASTILLO SAN ANTONIO DE LA EMINENCIA

Edgardo Malaspina







En Cumaná visito el castillo de San Antonio de la Eminencia. Diego, un sociólogo desempleado, me informa que él forma parte de una asociación de amigos del castillo. Su trabajo es voluntario. El castillo fue construido en el siglo XVII para enfrentar los ataques de los piratas. Tiene forma de estrella de cuatro puntas que indican los puntos cardinales. Desde el  castillo se observa la isla de Margarita, en la lejanía. El guía dice que el castillo estuvo más cerca del mar, pero que éste se ha ido retirando. ”Mi abuelo fue testigo del último retiro de las aguas en 1929”, afirma con orgullo.

 El guía me muestra los bloques con los cuales construyeron el castillo. Habla de calicantos, corales, etc. Llegamos hasta los cañones oxidados y que fueron capturados a los piratas. Veo una prensa para hacer tabacos o puros. Era labor realizada por los soldados para aliviar su situación económica. Más allá los grillos o cadenas con bolas pesadas; la “prisión del olvido”. Allí el preso era lanzado a una muerte segura: la tal prisión, sin ventanas, era tan baja, que un hombre debe estar siempre agachado.
  Veo el cuartucho donde estuvo detenido José Antonio Páez por razones políticas en 1849. 

Páez se encontraba en el exilio y regresó para tratar de derrocar a José Tadeo Monagas. Los amigos le habían prometido dinero, hombres y armas para la restauración. Lo dejaron solo y se rindió. Lo llevaron a Valencia sobre un caballo castaño. Cubría su cabeza con un sombrero de hule amarillo, y su cuerpo con una cobija azul. El gobernador de Valencia lo encerró en un calabozo con pesados grillos. Lo trasladaron a Caracas. Ezequiel Zamora dirigió el traslado. Ramón Hernández dice que “en el trayecto congregaron gente para que gritara ¡Muera Páez!, que el general de los hombres libres mandaba a sus reclutas a repetir”.
Le hicieron peticiones a Monagas para que liberara al Centauro, pero lo envió al castillo de San Antonio de la Eminencia. Los amigos lo visitaban y las mujeres querían verlo por la ventana del calabozo.

Páez se enfermó de los pulmones. El calabozo no permitía la entrada de aire. La gente protestó y lo enviaron al hospital militar. Monagas lo expulsó del país en 1850, y Páez  se embarcó hacia Saint Thomas. Al salir del castillo de San Antonio de la Eminencia una multitud lo aplaudió por largo rato. Pienso en estos hechos mientras contemplo la celda lúgubre y fría con unos grillos sobre unos bloques.




domingo, 10 de enero de 2016

SOBRE LA REMOCIÓN DE RETRATOS Y OTROS SÍMBOLOS POLÍTICOS

SOBRE LA REMOCIÓN DE RETRATOS Y OTROS SÍMBOLOS POLÍTICOS

Edgardo Malaspina

La remoción de retratos, estatuas, nombres y otros símbolos políticos se ha hecho a través de la Historia de dos maneras: con una  rebelión que los borra de un plumazo  por considerarlos  fastidiosos, ofensivos e insoportables; o con el paso del tiempo o caída libre, consecuencia de  una  acertada prudencia política.
Antonio Guzmán Blanco se levantó estatuas y le puso su nombre a los Estados y a cuanta institución le pasara por su afrancesada cabeza. Sus estatuas fueron derribadas y su nombre quedó solamente en los libros de Historia.
Cipriano Castro inició su Revolución Restauradora el 23 de mayo de 1899, y al llegar al poder ese mismo año instauró una nueva fecha patria: el 23 de mayo. ¿Quién se acuerda de ella?
Marcos Pérez Jiménez fue proclamado presidente de facto un  2 de diciembre (1952), fecha que fue declarada fiesta nacional; y hasta construyó una urbanización con ese nombre. También declaró los días cercanos al 5 de Julio como la Semana de la Patria, para resaltar sus logros y asociarlos a nuestros héroes independentistas. Al ser derrocado, la Semana de la Patria fue olvidada, la urbanización 2 de Diciembre pasó a llamarse 23 de Enero, y sus retratos fueron quemados en casi todos los pueblos de Venezuela. Es un problema fisiológico: el cerebro se aburre de ver lo mismo todos los días.

El 4 de febrero…bueno, ustedes completen lo que sigue…

Ahora bien, ¿es correcto sacar los retratos de Chávez de los espacios de la Asamblea Nacional?
-Sí, es correcto; pero no la manera como se hizo. Eso creo. Es correcto porque los símbolos de un Poder (Ejecutivo) no deben estar en la sede de otro como el Legislativo. Es una mala señal.

La manera como se retiraron los retratos es cuestionable porque el afecto de muchas personas por un líder político  subyace sobre un sentimiento parecido al religioso. Y nadie se mete con la religión del otro, so pena de caer en fanatismos. La tolerancia aconseja respetar los sentimientos de todos nuestros hermanos venezolanos. Si tomamos como referencia la política africana, el ejemplo a seguir es Mandela, no Mugabe.

Hay dos casos de prudencia política  para tomar en cuenta: los españoles esperaron cuarenta años para remover los símbolos del franquismo, precisamente para evitar enfrentamientos inútiles. Y sin embargo, algunos franquistas escriben cartas de protestas. Pero ya por razones cronobiológicas son minoría.

A Vladimir Putin le han hecho muchas peticiones para retirar el cadáver de Lénin del Kremlin. El líder ruso invariablemente contesta: que lo hagan las generaciones venideras. Es claro que    no quiere reabrir debates bizantinos que sólo provocan enfrentamientos y pérdida de tiempo.

Por supuesto, en Venezuela no debemos esperar tanto tiempo para realizar los cambios de ciertos símbolos políticos, que la mayoría exige; pero es necesario hacerlo de manera prudente y respetuosa para evitar que algunos interesados solivianten a sus partidarios.