ROUSSEAU
Y LA HISTORIA
Edgardo
Rafael Malaspina Guerra
I
En
su obra más importante , Emilio o de la educación,(1762),
Juan Jacobo Rousseau (1712-1778) aborda diferentes temas refrentes a la filosofía,
la educación , la política y la historia.
Sobre esta última dice que en general es defectuosa porque sólo registra los
hechos sensibles y señalados, los cuales pueden fijarse con nombres, lugares y fechas,
pero siempre permanecen desconocidas las lentas y progresivas causas de estos hechos,
que no pueden asignarse del mismo modo.
II
La
historia revela mucho mejor las acciones que los hombres, pues sólo en ciertos
instantes privilegiados los coge con sus vestidos de ceremonia, y únicamente
expone al hombre público, el cual se ha ataviado para ser visto; no le sigue
dentro de su casa, de su gabinete, en medio de su familia, de sus amigos; sólo
le pinta cuando está representado, y más nos explica su atuendo que su persona.
III
¡Cuando
la experiencia es peligrosa, la lección se logra a través de la historia¡
1
Hay
poca diferencia entre la novelas y nuestras historias, aunque el novelista
recurre más a su imaginación y el historiador se ciñe más a la ajena, a lo cual
añadiré que el primero se propone un objetivo moral, bueno o malo, y el segundo
prescinde de él.
2
Los
peores historiadores son los que juzgan. Debe hablar sólo de los hechos .
3
Hay
historiadores, preocupados por lucirse, no piensan en otro objetivo que el
hacer retratos de vivos colores, aunque no se parezcan al original.
4
Los
antiguos historiadores hacen menos retratos, poseen menos agudeza y sus juicios
tienen más sentido.
5
No
quisiera poner a Polibio ni a Salustio en manos de un joven; Tácito es el libro
de los ancianos, puesto que los jóvenes no son capaces de comprenderlo.
6
Tucídides
es el verdadero modelo de los historiadores. Expone los hechos sin juzgarlos,
pero no omite ninguna de las circunstancias que nos pueden poner en estado de
juzgarlos por nosotros mismos.
7
Heródoto
tal vez sería el mejor de los historiadores si no degenerasen con frecuencia en
simplicidades, más propias para viciar el gusto de la juventud que para
encauzarlo.
8
Tito
Livio es político y retórico.
9
La
guerra no hace más que expresar acontecimientos determinados ya por unas causas
morales que los historiadores raramente saben ver.
10
Aquéllos,
dice Montaigne, que describen vidas, cuando tratan más de los consejos que de
los sucesos, más de lo que sucede dentro que de lo que acontece fuera, tanto
más me gustan; por eso Plutarco es mi hombre.
11
Harán
y volverán hacer cien veces la vida de los reyes, sin que tengamos Suetonios.
12
Plutarco
destaca en detalles que nosotros no nos atrevemos a imitar. Tiene una gracia
inevitable para pintar a los grandes hombres en sus nimiedades, y es tan
certero en la elección de sus rasgos que muchas veces una palabra, una sonrisa,
un gesto, son suficientes para caracterizar a su héroe.