CRONISTA OFICIAL DE LAS MERCEDES DEL LLANO.

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LAS MERCEDES

miércoles, 19 de mayo de 2021

DÍA DEL CRONISTA VENEZOLANO: CUBAGUA

 



DÍA DE CRONISTA VENEZOLANO EN HONOR A ENRIQUE BERNARDO NÚÑEZ Y A SU NOVELA “CUBAGUA”.

 

 

Edgardo Rafael Malaspina Guerra

 

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Todos los 20 de mayo se celebra en nuestro país el Día del Cronista, en honor al Enrique Bernardo Núñez, el primer cronista de Caracas .  Su novela  “Cubagua” es un ejercicio magistral de reconstrucción histórica de la primera ciudad española en América del Sur, Nueva Cádiz: allí donde faltan los datos precisos aparece la literatura para llenar esos vacíos con imaginación y suposiciones válidas.

2

No se puede entender esta región (Nueva Esparta) sin hacer una lectura de la novela, en la que confluyen personajes de distintas épocas y para quienes el tiempo carece de barreras. Allí están Ramón Leiziaga y sus investigaciones en la zona de perlas en Cubagua; Nila , hija del cacique Rimaría; y Fray Dionisio, misionero del siglo XVI. Ellos, junto a Diego de Ordaz , representan el pasado transformado a través de un recurso literario en gente del presente. La obra anuncia la revolución literaria latinoamericana que más tarde se impuso con el Realismo Mágico y lo Real Maravilloso. En el ella buscamos la verdad de nuestra historia, el misterio de nuestro pasado: fray Dionisio hurga en viejos papeles y Leiziaga en sus proyectos mineros.

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Cubagua está escrita en una prosa muy poética: “En Paraguachi, a la hora de vísperas, en la puerta del templo, se veía a un franciscano, hombre alto, cojo de edad indefinible. Era el párroco fray Dionisio de la Soledad, que seguía con la mirada la puesta del sol y las rojas flores de cedro desprendidas por el viento”

Otros ejemplos: “Pero con el sol los recuerdos desaparecen. El mundo es hermoso y sólo ella existe. Venus asciende hasta la luna. Tendido en la arena, Leiziaga se olvida del petróleo, de los tesoros sepultados en Cubagua, de su misma vida anterior, y observa el jeroglífo que los cardones van trazando. El mar acumula en la orilla su nieve efímera, sus flores, sus algas”.

 

“El mar es de un verde diáfano. Las playas lejanas brillan como guijarros. La luz blonda, vigor de la espátula en torno de las rocas, alza sus velos argentados, sus sinfonías de llamas sobre islas y farallones”

“Los pies se hunden en el río de nácar. Rocío de mundos”

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Nueva Cádiz es descrita así: “ Las casas eran altas, macizas como fuertes. En las calles estallaba el tumulto de lonjas improvisadas”. “Nueva Cádiz fue sacudida por tormentas y terremotos, atacada por los piratas y los caribes. Cuando cesó el tráfico de esclavos los vecinos huyeron. No había ya quien llevase agua ni leña. La ciudad quedó abandonada y el mar sepultó sus escombros”.

“Brillaban las calles esmaltadas de nácar. La noche anterior cayó una lluvia límpida sobre Cubagua. El mar tiembla, se estremece con alegría infinita”.

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La novela arroja luces sobre la medicina de aquellos tiempos.

Uno de los personajes de la novela es el doctor Gregorio Almozas, quien se anunciaba en un consultorio en La Asunción como “Médico, Cirujano y Partero”. Una vez , le indagaron con sorpresa acerca de un fórceps oxidado(pinza para extraer el feto) que cargaba en un estuche de madera. Él contesto que lo usaba, asimismo, sin limpiarlo. Además, agregó que lo acababa de emplear en un parto muy laborioso de gemelos.

 

Enrique Bernardo Núñez describe casos de tracoma en niños de Margarita. En alguna parte se habla de un hombre que inoculó a su esposa el bacilo de Hansen (responsable de la lepra), y a quien luego recluyen en un lazareto con “sus bellas manos mutiladas”.

 

Desde España solicitaban betún(petróleo) proveniente de Cubagua para uso medicinal.Cuciú (luciérnaga) , una mujer india legendaria tenía una farmacia para curar las bubas de los conquistadores con guayacán (árbol emblemático de Margarita) y aceite de drago. Vendía también betún. Curaba la ceguera y el cáncer: “Los murciélagos y serpientes del Hypayari, las flechas envenenadas, cuando no mataban, abrían la carne para una horrible agonía. Morían rabiosos, entre convulsiones. Aplicaba a sus heridas un hierro encendido y ellos se prestaban dóciles al suplicio con la esperanza de vivir...”.

 

El dios Amalivaca enseñó a los indios el arte de curar .En Cubagua había muchas arañas y sus picaduras provocaban “vivos dolores”. El doctor Tiberio Mendoza sufría ataques de asma.

 

La infección de los ojos, la conjuntivitis granulosa, mal terrible de la vista es descrita líricamente:

 

“Mujeres ciegas por el tracoma concentran su mirada en el mar. Tejen cestas y esteras. Tejen febrilmente. En el aire embalsamado las visiones nocturnas salen al paso y luego, como toda imagen salida de nosotros mismos, se aleja y desenvuelve su propia vida, la buscaba en la orilla donde las conchas se abren como flores y los veleros descansan de las travesías largas y temerarias”

 

La novela complementa lo que la historia desconoce sobre Cubagua. Ella se inserta bellamente en los pocos vestigios que el Museo Nueva Cádiz conserva sobre la Isla de las perlas.

 

Fuente: https://drive.google.com/file/d/1FyMqfJ4S3770VogP71HjpLG3mjKJE1q7/view