LA
MAGNANIMIDAD DEL VENEZOLANO
Edgardo
Malaspina
La
magnanimidad es sinónimo de grandeza de ánimo y de generosidad. El venezolano ha sido magnánimo desde los
albores la República .La Historia de
Venezuela tiene muchos ejemplos de
gestos de magnanimidad en el ámbito político-militar. En 1820, en plena Guerra
a Muerte , Bolívar y Morillo olvidan sus diferencias para considerarse
adversarios y no enemigos. Se abrazan, intercambian regalos, comen en una misma
mesa y duermen en el mismo cuarto. Firman un armisticio y se juran amistad
eterna. El Padre de la Patria coloca la primera piedra de la magnanimidad en la
política venezolana.
Páez
sufre un ataque epiléptico en medio de la Batalla de Carabobo (1821). El
comandante del ejército realista Antonio Martínez, en vez de rematarlo y
recibir premios, condecoraciones y medallas, auxilia al Centauro del Llano y
evita que muera lanceado apartándolo del combate. Cuando Martínez cayó en desgracia, más tarde,
Páez lo ayudó generosamente. Páez
de Curpa y Martínez de Calabozo son dos llaneros en bandos contrarios, pero
también dos venezolanos magnánimos.
En
1824, luego de finalizar la Batalla de Ayacucho llevaron apresado ante el general Antonio José de Sucre a su
enemigo en el combate, el virrey La Serna, quien herido entrego su espada al
venezolano. Sucre expresó: "Honor al vencido, Gloria al vencedor. Conserve
su espada porque está en manos de un valiente”. Los españoles fueron tratados
con nobleza e hidalguía.
En
1828 Pedro Carujo intentó asesinar a Bolívar en Bogotá en la conocida
Conspiración Septembrina. Como todo traidor (le debía un montón de favores a
Bolívar) involucró cobardemente a otros, entre ellos al general Santander.
Ambos fueron condenados a muerte. En Consejo de Ministros indultó a Carujo,
mientras que Bolívar hizo lo mismo con Santander.
En
1847 Antonio Leocadio Guzmán fue condenado a muerte. José Tadeo Monagas lo
indulto, y en 1849 lo hizo ministro de Interior y Justicia, y más tarde llegó a la vicepresidencia de la República.
Páez
y Falcón, enfrentados en la Guerra Federal, se reunieron en 1861 en el Campo de
Carabobo. Se abrazan; y Páez llora
cuando cuenta los pormenores de la
batalla que selló nuestra independencia.
Son enemigos de la guerra, son adversarios políticos, pero también son dos
venezolanos honorables, civilistas y magnánimos.
Y
así pudiéramos dar muchos otros ejemplos; pero es mejor acercarnos a nuestro
tiempo. A Carlos Andrés Pérez durante su
segunda presidencia (1989-1993) le informan varias veces sobre los preparativos
subversivos del comandante Hugo Chávez. Pero CAP hace caso omiso y sugiere no
truncarle la carrera al joven militar. Durante la intentona golpista del 4 de
febrero de 1992 mueren más de cien personas. Chávez es encarcelado por dos años
e indultado por el presidente Caldera, en un gesto típicamente magnánimo de la
política venezolana como lo muestra nuestra Historia.
Tengo
moral para hablar sobre este tema porque formé parte de los miles de
venezolanos que clamamos y solicitamos la libertad de Chávez. Escribí notas,
escribí versos y le envié libros a la cárcel, porque esto se podía hacer. Chávez
me lo agradeció con un carnet original, cartas y pinturas. (Escribí un artículo
detallado sobre este tema que algún día publicaré).
El
20 de diciembre de 2010 durante los actos de la X Promoción de Médicos
Cirujanos de la UNERG en el Teatro Teresa Carreño, de la cual tuve el honor de
ser padrino, también tuve otro gran honor: conversar no con el preso Chávez , sino con el
presidente de la República. Me recordó, me abrazó y me dijo: “Tú no eres
Malaspina, tu eres Buenaespina”, y pidió
a los periodistas una foto juntos.
Por
todo lo contado, y repito, porque me considero con moral para hacerlo, así como
una vez pedí públicamente la liberación de Chávez, y luego la de mi paisano
Raúl Baduel, ahora pido la de Leopoldo
López. Así somos los venezolanos: solidarios y comprensivos con los caídos en
desgracia.
Falta
un capítulo para saber si la Historia Política de Venezuela seguirá la
tradición de magnanimidad que la caracteriza o se desviará por el camino de la
ignominia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario