LA MAGIA DE LA CRÓNICA
Edgardo Rafael Malaspina Guerra
1
En
su libro La Magia de la crónica Earle Herrera define la misma como un género
que tiene relación con la historia, la literatura y el periodismo, siendo la
forma más limpiamente literaria de este último.
2
La
crónica apareció con la misma escritura en los albores de la civilización en
Mesopotamia con las tablillas en cuneiforme. Los sumerios pensaban que todo lo
registrado en sus bibliotecas tenía un gran poder más allá de lo inmaterial. En
nuestro continente su origen se remonta hasta la propia llegada de los
españoles: Colón fue el primer cronista con sus cartas y sus interesantes
diarios donde registró con todos los detalles sus peripecias. Le siguieron
conquistadores, aventureros, soldados y religiosos. Todos sintieron la suprema necesidad
espiritual de escribir, relatar, comentar e historiar la nueva realidad que vivían.
3
En Venezuela Juan de Castellano hizo crónicas
en versos rimados y de esa manera recogió la historia de la conquista.
Bartolomé de las Casas, José Oviedo y Baños, Francisco López de Gómara, Alejandro de Humboldt y el obispo Mariano
Martí escribieron sus crónicas y sentaron las bases de la historiografía
nacional. El estilo de algunos de estos autores estaba en la frontera de la
realidad y el mito. Esto hizo decir a Alejo Carpentier que la historia de
América era una crónica de lo real maravilloso.
4
La
crónica es el cuento de lo que ve y oye el que escribe, y contiene todos los
géneros literarios; pero siempre partiendo de un hecho real, aunque puede tener
elementos que sobrepasan la realidad. Según Herrera, la crónica debe ser un
relato fidedigno de los hechos, aunque carezca de un orden cronológico,
narrados amenamente, con humor , mucha poesía y un estilo peculiar y subjetivo
que identifique al autor.
5
Herrera
afirma que el hacedor de crónicas nos va develando los secretos y encantos de
lo cotidiano. Cada efímero instante de la vida del hombre logrará captarlo con
su especial sensibilidad o percepción y expresarlo con gracia o con humor, con
fuerza o poesía, en el breve pero iluminador espacio de la crónica, que
reproduce en la escritura los instantes de la vida, con sus cosas grandes y
sencillas.
6
Con
respecto a la extensión, López Gómara prefirió hacer crónicas breves “que a
todos place; solamente descontenta a los curiosos que son pocos, y a los
ociosos que son pesados”. Cervantes por
boca de El Quijote dijo que lo bueno si es mucho, aburre; mientras que lo malo
si es poco, puede gustar.
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